Voy a dejar que te oscurezcas
viernes templado de noviembre
(prácticamente de verano).
Voy a dejar que te oscurezcas
impaciente
como lo haces a esta hora todos los viernes
el resto de los otros viernes.
Pero no voy a concederte
ni patrañas ni accidentes,
no permitiré tus gritos incongruentes
porque entre las teologías
y los hijos de pastores bien-pudientes
(como siempre)
me has cansado de tenerme por los brazos
tirando en uno para cada lado.
Noviembre 2010
0 comentarios:
Publicar un comentario