Oír tus pasos prolijos en la escalera
es saber que vienes con algo de comida
que es mediodía
y que tal vez traigas un agua saborizada
y un pancito mordido.
Oír tus pasos secos en la escalera
es saberte agobiada de tanto trabajo
y tan poca algarabía
y no digas nada, ya sé,
tendría que ser más espiritual
y dejar de tratar de oír tus pasos en la escalera.
Octubre 2010
0 comentarios:
Publicar un comentario