“Bichi, aguantá un toque…ahí está…¿en qué estábamos?” dijo, y esperó respuesta del otro lado del aparato celular. “Mirá, yo no quiero cargarme con más cosas boludo, tengo un toque de miedo de no tener tiempo…estoy como un toque estresada” largó, buscando compasión. ”Ay! esperá que te llamo cuando llego boludo, porque estoy un toque que me falta el aire” cerró el diálogo. Y en un toque, cuando se bajó del subte, cumplió con el llamado.
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